Bienvenido a mi mundo

Bienvenido a mi mundo
gracias por la imagen a Germán Banchio

miércoles, 2 de enero de 2013

Diez (Abbas Kiarostami, 2002)

Cada vez más Abbas Kiarostami ha ido ocupando un lugar dentro de la cinematografía mundial.
En general todo el cine iraní, al menos el que nos llega, es muy importante para los tiempos que vivimos porque nos muestra una sociedad, que podría ser de otra galaxia y que sin embargo nos resulta tan familiar. Pero Kiarostami, de entre los directores iraníes, tiene una magia muy especial.
Pone a rodar un auto por las calles de Teherán con dos personajes que dialogan y a través de ese diálogo nos deja entrever sus vidas, sus personalidades y sus conflictos.
Es llamativo que la sociedad iraní, haciendo caso omiso del aspecto religioso, sea tan parecida a la argentina. Los caracteres podrían vivir tanto en Buenos Aires como en Teherán.
El título se refiere a la cantidad de mini-historias que se presentan en la película. Todas están hilvanadas por el personaje de la mujer que conduce. Una mujer divorciada que se ha vuelto a casar. En la primera historia nos enteramos de esto a través del hijo de su primer matrimonio que no acepta esa realidad.
Así van a desfilar otros caracteres, entre éllos, llamativamente, el de una prostituta, que se sube de noche al auto pensando que conduce un hombre. Este diálogo, entre la mujer casada y la prostituta, es de antología. Además nunca hubiera imaginado como podría pensar una prostituta en Teherán.
Cada historia comienza por el número que identifica a la historia.
Es una película minimalista que me hace recordar a las de Rodrigo García, sobre todo, porque en esta película Kiarostami se centra en personajes femeninos.
Todo lo que se dice y lo que no se dice, camina directamente al corazón, porque no está guiado por una explicaciòn o un razonamiento coherente. Es vital y humano, desde el enojo del hijo hasta las burlas de la prostituta.
Si nunca vieron antes un film de Kiarostami aconsejo comenzar la aproximación a su cine a través de esta película. No hay parábolas ni consejos subliminales. No hay juegos con la realidad. Solo que los personajes al moverse continuamente con el tránsito, parecieran provenir de un lugar donde divagan las almas, sin contacto temporal ni espacial.
Para mí, esta película se merece como mínimo los diez puntos sobre diez con los que hago mis calificaciones. Espero que la puedan ver para disfrutar tanto como yo lo hice.

No hay comentarios:

Publicar un comentario