Bienvenido a mi mundo

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gracias por la imagen a Germán Banchio

sábado, 7 de septiembre de 2013

Memoria de mis putas tristes (Henning Carlsen, 2011)

Es una tarea bastante complicada trasladar al cine una obra de Gabriel García Márquez. Probablemente esto se deba a que su estilo literario es tan descriptivo de emociones y sensaciones que deja una impronta en la memoria que es muy difícil de llenar y/o reemplazar por una imagen cinematográfica.
Hay algunos casos que han sido de antología como "El coronel no tiene quien le escriba" en la versión de Arturo Ripstein. Este caso no es de antología, pero hay que reconocer que se acerca bastante a la verdad literaria.
Evidentemente los personajes de García Márquez son más universales de lo que creemos los latinoamericanos, sino no se puede entender cómo un director danés, puede acercarse a su magia con tanta delicadeza y sagacidad.
Tampoco es comprensible como el personaje de Rosa Cabarcas, la regenta del prostíbulo del pueblo, pueda ser encarnado por Geraldine Chaplin. No hay personalidad más lejana a lo que uno imagina de Rosa Cabarcas que la de Geraldine Chaplin. Sin embargo, de algún modo, por alguno de esos misterios de la raza humana, resulta absolutamente creíble. Y no es una Rosa Cabarcas made in Holywood. Es una Rosa Cabarcas medio extraña, nada que ver con la madama caribeña rellenita y pesada, porque Geraldine es flaca y afilada como un cuchillo. Sin embargo por los ojos de Geraldine Chaplin se filtra la esencia de García Márquez y es casi más convincente élla que Emilio Echevarría, quien, de todos modos y por donde se lo mire, hace una caracterización hermosa y perfecta.
También es muy interesante que el personaje de la puta Casilda Armenia, sea encarnado por Angela Molina, en la edad adulta y por su hija, Ofelia Molina, cuando joven.
También el personaje de la Niña, encarnado por Alejandra Barros es absolutamente creíble y contribuye a recrear esta historia mitad ensueño y mitad fábula, con todo el realismo mágico de García Márquez haciendo gala de presencia.
En fin que la película da en el clavo en un 80% y eso es mucho decir cuando de García Márquez se trata.
Es entretenida, las imagenes vagan entre vahos de siesta debido a un uso de la fotografía excelente y todo el resto es lo adecuado. Probablemente quien ame las películas de acción la encuentre lenta, pero es que no es para nada una película de acción.
Tampoco es una película romántica, aunque la palabra clave en toda la película es el amor que este hombre "El Sabio", jamás ha experimentado.
Vayan 8 puntos muy bien ganados por un director danés recreando a García Márquez.

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