Bienvenido a mi mundo

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gracias por la imagen a Germán Banchio

domingo, 6 de julio de 2014

La vida de Adele (Abdellatif Kechiche, 2013)

Al ganar la Palma de Oro del festival de Cannes, "La vida de Adele" apareció en la mira de todos los amantes del cine. Al poco tiempo nos enteramos que había escenas lésbicas de alto contenido erótico y eso le impuso un freno al interés y una bifurcación en el camino de su evaluación.
La realidad es que sí: la película contiene una cantidad desmesurada de escenas de sexo lésbico y, según mi punto de vista, sin ninguna clase de aportación a la riqueza del film. Quizás generar tensión entre los espectadores no habituados al cine porno, no más que eso.
La verdad es que "La vida de Adele", es el retrato de Adele, una adolescente algo desorientada con respecto a su orientación sexual, que se enamora de una artista plástica, ella sí definidamente lesbiana.
Es muy interesante la pintura que el director hace de Adele, sus ideas, sus indefiniciones, su falta de ambiciones, su deambular por una vida que no parece se le hubiera brindado fácil ni serena. Es todo un hallazgo la actuación de Adele Exarchopoulos. Su expresión de desagrado, sus sonrisas fugaces, sus miradas llorosas, hacen mucho para pintar a esta adolescente que quiere ser maestra.
Su contraparte, al menos en las escenas de sexo, es Emma, la estudiante de artes plásticas, interpretada muy eficazcmente por Lea Seydoux, en un papel con mayor vitalidad y con rasgos definidamente dramáticos..
Pero el devenir de la película es la vida de Adele y los que por su vida van pasando. Su desasosiego al descubrir que le gustan las mujeres y al mismo tiempo su sinceridad consigo misma.
Si por alguna razón podemos entender la Palma de Oro, es por la sencillez extrema de recursos con la que el director plasma su película. No hay grandes escenas, no hay grandes actuaciones, ni hablar de efectos especiales. Solo está eso, la vida de Adele.
Después la película está llena de los pequeños gustos burgueses, los platos de pasta con salsas exquisitas, los vinos generosos, el champagne, los cafés y las inauguraciones de salones.
Por todo esto deambula Adele, sin saber muy bien a dónde se dirige, con su única real pasión, que es su amor por Emma y el gusto por enseñar a los chicos.
Hay algunas escenas de la marcha de orgullo gay, como otras de bares homosexuales, pero son anecdóticas, ni siquiera imponen su existencia al espectador.
Trailer
Desde mi punto de vista es una película bien hecha, pero absolutamente descartable. Quien no la vea no va a perder nada importante en su formación fílmica. Siete (7) puntos para la Vida de Adele.

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