Bienvenido a mi mundo

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gracias por la imagen a Germán Banchio

lunes, 27 de octubre de 2014

Made in Dagenham (Nigel Cole, 2010)

En Dagenham, Inglaterra, un suburbio de Londres, está ubicada una de las plantas de fabricación de automotores Ford. En 1968, de los 15000 empleados que tenía la planta, 187 eran mujeres.
Estas mujeres trabajaban en muy malas condiciones físicas, cosiendo las fundas para los asientos. Como la fábrica no les da respuesta a sus requerimientos de reconocer que sus puestos son especializados y como tal deben ser pagados, deciden encarar un día de paro para protestar por la falta de atención.
En respuesta, reciben una carta de muy mal tono por parte de la fábrica, donde se las conmina a buscar siempre por todos los medios, una solución pacífica a los conflictos. Esta respuesta, que llevan a los delegados gremiales, es menospreciada por los sindicalistas diciendo que es la respuesta usual de la fábrica. A la falta de protección por parte del gremio y la desidia por parte de la fábrica, en lo que llaman con todo derecho, una falta de respeto, las 187 mujeres inician un paro general por tiempo indeterminado.
Por supuesto que ni los ejecutivos de la empresa ni los dirigentes gremiales las toman en serio, pero cuando la fábrica debe paralizar su producción por falta de fundas para los asientos, las aguas se vuelven más oscuras.
Sally Hawkins encarna eficazmente a Rita O'Grady, la maquinista que toma las riendas en el movimiento y es la voz sensata pero firme, frente a las amenazas del resto de los involucrados.
Bob Hoskins es el gremialista que abre los ojos de Rita frente a lo que es la verdadera injusticia. Las mujeres, a igualdad de responsabilidades, tienen menor salario que los hombres.
La huelga toma entonces como bandera, "Igualdad de salarios". Poco a poco son escuchadas por la prensa y los medios les hacen entrevistas. Pero la central de Ford en Estados Unidos está muy poco propensa a dar equidad de salarios para las mujeres en Inglaterra, porque sino deberían hacerlo en el resto del mundo y envía a un especialista rompe-huelgas.
Este especialista lleva sus amenazas hasta el mismo gobierno inglés, conminando a la ministra Barbara Castle (una fogosa pelirroja encarnada por Miranda Richardson) a terminar con la huelga bajo apercibimiento de cerrar las plantas en Inglaterra.
La inteligencia del guión y del director, es no llevar a las huelguistas hacia las falsas banderas de la política sino haciéndolas actuar siempre contra la injusticia de la falta de equidad en los salarios.
Sally Hawkins no es físicamente lo que el espectador puede imaginar de una líder y se vale de eso mismo para encarnar con gran sabiduría y humanidad a la conductora del movimiento.
Es una película que se ve con avidez y que en todos los frentes defiende sobre todas las cosas la condición de la mujer. Los ejecutivos, los secretarios de estado, los gremialistas, son todos hombres y como tales no tienen criterio para juzgar equitativamente las razones del movimiento femenino. Rita les dice a los gremialistas, ustedes deberían defendernos como obreras que somos, así como lo hacen con los hombres.
También se juegan los dramas personales de las huelguistas y de sus familias, así como del resto de los obreros que quedan sin paga al cerrar la fábrica.
Lástima que después de tanta lucha y reivindicación, los ingleses hayan terminado eligiendo a Margaret Thatcher para que destruyera el aparato productivo inglés.
Trailer
Para una excelente dramatización de esta huelga que consiguió movilizar a la Ford en Inglaterra, a los sindicatos y políticos, ocho puntos sobre diez.


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