Bienvenido a mi mundo

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gracias por la imagen a Germán Banchio

lunes, 3 de noviembre de 2014

La mentira infame (The children's hour) (William Wyler, 1961)

William Wyler es un director de grandes super producciones, entre ellas Ben-Hur y Funny girl. Pero esta es una película diferente. Es aún diferente para el cine de Hollywood.
"La mentira infame" está basada en una obra de Lillian Hellman, pero la traslación al cine dista mucho de ser teatral. De todos modos lo importante es lo que se cuenta y cómo se lo cuenta.
Karen (Audrey Hepburn) y Martha (Shirley McLaine) fueron compañeras de colegio y juntas y con mucho esfuerzo han podido crear una escuela para niñas con internado.
Una de las niñas, bastante problemática, es Mary (Karen Balkin), quien promueve la desobediencia y no con técnicas sutiles sino apelando a lo que haga falta para salirse con la suya.
Como los retos no tienen ninguna consecuencia en sus hábitos, las maestras apelan a medidas disciplinarias como obligarla a cambiar de cuarto para proteger a sus eventuales compañeras.
El novio de Karen, Joe (James Garner), es el médico al que acuden cuando surge algún problema de salud y Mary es especialista en desmayos y ataques cardíacos. Pero Joe tiene bien catalogada a Mary quien es en efecto su prima.
La tía de Martha, Lily (Miriam Hopkins) es una descerebrada que no tiene pelos en la lengua para calificar a su sobrina de anormal delante de sus alumnas.
Cuando su abuela viene a buscarla, Mary no tiene mejor idea que inventarle una relación homosexual entre las maestras y la abuela, (Fay Bainter), se agarra de sus palabras y las divulga por todo el pueblo. Como consecuencia, los padres retiran a sus hijas de la escuela.
Cuánto daño puede llegar a causar una mentira y, aunque luego se desacredite, la mancha que ha esparcido ya no se limpiará nunca más. Esto es lo que esta película (y obviamente la obra de Lillian Hellman), sostiene.
La fuerza dramática de los hechos está llevada con cuidado y sin grandes escenas dramáticas. La maldad infantil es equivalente a la maldad anciana de la abuela de Mary.
Joe, que las ha defendido hasta las últimas consecuencias, finalmente es obligado por Karen a preguntarle si es verdad o no lo que se afirma y aunque élla diga que no es verdad, la duda queda en su mente. La mentira contagia y empaña hasta las relaciones más limpias. Es uno de los peores daños de la humanidad y esta película, del gran William Wyler, lo deja bien en claro.
Es insólito que una productora de Hollywood haya financiado esta película y también es lógico que luego la haya escondido. No está muy bien dar rienda suelta a la verdad.
Y mucho menos en cine.
Escena
Siete puntos sobre diez para esta excelente realización norteamericana.

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