Bienvenido a mi mundo

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gracias por la imagen a Germán Banchio

martes, 2 de febrero de 2016

Mi vieja dama (Israel Horovitz, 2014) 🌟🌟

Israel Horovitz es un dramaturgo estadounidense, autor de más de 50 obras teatrales, muchas de éllas trasladadas al cine. En este caso se elige a sí mismo para escribir el guión y filmar su propia obra, "Mi vieja dama".
Pero la producción de esta película, a pesar de ser distribuida por Sony, le va a corresponder a la BBC films y se va a filmar completamente en París.
Así que estamos ante un extraño híbrido cinematográfico-teatral de una obra estadounidense, pero filmada como una película europea, incluyendo diálogos en francés.
Israel Horovitz no se equivoca al hacer de su obra una película europea. Si bien en la trama hay mucho europeo, el desarrollo y la dramaturgia no dejan de ser estadounidenses. Al convertirla en una película europea, con tiempos, climas y actuaciones europeas, la película gana en calidez y humanidad.
Mathias Gold (excelente interpretación de Kevin Kline), es un cincuentón viejo y amargado, que llega a París para vender la casa que su padre le ha dejado en herencia. Lo que él desconoce es que la casa fue adquirida por un extraño término de contrato francés, un viager, por el cual la propiedad queda en poder del vendedor hasta que este muera y el comprador abona su compra pagando una renta mensual al vendedor.
La vendedora, es nada menos que la vieja dama del título de la película, Mathilde Girard (la inefable Maggie Smith), quien admite tener 90 años, cuando en realidad ya cuenta 92 en sus espaldas.
Esta situación desespera a Mathias, quien contaba con la venta de la casa para rehacer sus finanzas y que ha gastado todo lo que le quedaba en pagarse el viaje a París.
Mathilde, compadeciéndose de Mathias lo invita a quedarse en la casa por un tiempo. Cuando su hija Chloé (Kristin Scott Thomas, excelente como es lo habitual), lo descubre a la mañana siguiente, inmediatamente piensa en echarlo.
Lo que Mathias desconoce aún, es que Mathilde fue la amante de su padre durante muchísimos años y que, probablemente la compra de la casa en esas condiciones, a la muerte del marido de Mathilde, tuviera otros motivos y no los meramente comerciales.
Los hilos del drama están echados. Chloé fue muda testigo del adulterio de su madre, al que su padre Girard consintió de algún modo.
Por el lado de Mathias, su madre tuvo cinco intentos de suicidio, hasta que el último le dio resultado, se disparó en la boca delante de su hijo.
Pero Mathilde aún insiste en que la relación que tuvo con el padre de Mathias fue lo más hermoso que le pudo haber pasado.
El espectador va a ser inducido con buenas y malas artes a inmiscuirse en el alma de estos tres personajes y, si bien, el final es previsible, mientras se consuma el drama, va a convertirse inevitablemente en cómplice del director, a no ser que deje de ver el film.
Una muy ingeniosa película, comedia pequeña en envergadura, ya dijimos que fue realizada al estilo europeo, pero con tres actuaciones de primera calidad.
Trailer
En pequeños papeles aparecen Dominique Pinon (Auguste Lefevre, un agente inmobiliario) y Noemie Lvovsky (Dra. Florence Horowitz), para adornar la película.
Siete puntos sobre diez para esta inteligente película de Israel Horovitz.

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